I
Por
los campos de Priego
Vigilante,
iba un caballero andante
Divisó
a lo lejos a un labriego
Acercóse
a él intimidante
Y
presentóse: -Me llamo Diego
Caballero
andante soy y en amores lego
Buscando
voy a una pastorcilla elegante
De
hermosos ojos negros, de mirada desafiante,
Para
pedirle sus favores, hacerla mi amante,
Por
su amor castellano estoy ciego
Por
su amor suspiro y a Dios mismo niego.
II
Esperaba
el caballero respuesta ansiada
Muchos
eran ya los días de búsqueda negada
-Don
Caballero: solo conozco una así de encantadora
La
llaman Bella Daniela porque es muy agraciada
Pretendida
por príncipes y reyes para ser adorada
Y
a todos rechaza la linda pastora
-Lo
sé; su fama llega desde Salamanca hasta Zamora
Pero
mi cortejo a mi alma decora
or estos prados pastorea siempre
encantada
Recitando en cantares la misma balada
Se
la oye mucho al alba a la bella candora.
III
Siguió
camino el caballero y no tardó en divisarla
Allí
estaba sentada en la verde pradera
Su
pelo meciéndose al viento y su cara rozarla
Bella
era sin duda y su amor ojalá consiguiera
Habló
despacio porque no quería asustarla
-Mi
preciosa pastorcilla, me alegro de encontrarla
Largos
días y noches a vos persiguiera
Su
amor, Bella Daniela, a mi corazón sufriera
Me
llenaría de gozo que me correspondiera
Yo
la recompensaría en, de verdad, amarla
Déjeme,
mi joven pastora, su amor conquistarla.
IV
-Caballero,
disfrutar sin querer no me gusta
Mil
engaños he padecido
De
gentes crueles e indignas
Mi
corazón ahora está dormido
-Mi
juramento y esperanzas son dignas
De
verdadero infante herido
Que
entregara su vida injusta
-Valiente
es y muy atrevido
Y
mérito es el que hasta aquí llegue sin fusta
-¿Entonces
desea mi amor hundido?
¿Se
aviene a quererme sin olvido?
V
-El
amor no es amor si es forzado
Caballero
andante de tierras heredado
Agradezco
su valentía y su gallardía
Pero
sin respuesta dese por informado
Que
el ganado sigue apacentado
-Moza,
no podéis romperme el alma. No seáis cría
Os
amo profundamente. Os amo en demasía
Soy
adinerado y en amores quiero maestría
-El
amor no se compra, caballero desafortunado,
Su
felicidad no será plena, será desdichado,
Siga su senda; para vos
yo soy baldía.
VI
-Tengo
tierras, palacios. Tengo lacayos y escuderos
No se resista, pastorcilla, aprenderá a amarme
oy
feliz en mi pobreza y mis ronceros
Su
riqueza no conseguirá enamorarme
Caballero;
prefiero la soledad a sus dineros
-No
quiero su enfado. A tiempo sé retirarme
Nadie
ahora podrá consolarme
Me
ha ocurrido esto por ilusionarme
-Yo
no le pedí ni sus ganas ni sus amores romanceros
Gracias
por su caballerosidad pero tome otros derroteros
Y
que sea el destino quien decida prendarme
VII
-He
recorrido leguas para verla
He
intentado su amor prenderla
Por
bueno doy el esfuerzo emprendido
Admirar
su belleza, moza mía, ha merecido…
Más
la pena que poseer la más apreciada perla
VIII
-No
insisto más –siguió- he logrado entenderla
Mi
frustración ya no es por no poseerla
Si
no porque su amor es puro y no escogido
-Convencida
estoy de que no todo está rendido
La
esperanza siempre hay que tenerla
IX
Don
Diego, el caballero andante, su camino ha seguido
La
Bella Daniela, la pastorcilla, ha sonreído
Su
ceguera, una vez más, no conseguían comprenderla.
Autor: Claudio Sanz, extraída de su libro "Doña Enriqueta"