Desde dentro de mí
En esta página iré poniendo todos mis poemas. En ellos expreso, bien o mal, todos mi sentimientos. Todo lo que pienso de la vida, del amor y del odio, que al fin y al cabo, es lo que nos hace humanos. La mayoría de los poemas ya están publicados en entradas anteriores de mi blog o de mi libro Doña Enriqueta; otros no, pero aquí están todos aquellos que he escrito y que considero que merece la pena reunirlos juntos en una misma página.
(1)
-A la sombra de
la Luna-
A
la sombra de la Luna pido que tu
silencio
Que
tanto me grita por dentro
Que
no despierte mi volar en mis adentros.
¡Corre,
díselos a ellos! ¡Que ellos están despiertos!
A
la sombra de la luna quiero tu sabor
Que
seas siempre sonrisa de mañana
Que
me acompañe y sea mudo mi dolor
Que
a tus palabras sin voz arañan mi gana.
(2)
-A la verita del
río-
A
la verita del río ahogué mis ganas
A
la sombra de sus juncos besé sus manos
Con
su rocío engañé a las hadas
Y
robé al viento sus besos tempranos.
A
la verita mojada mezclé mis dulces lágrimas
Las
que tanto saciaban sus sombras amargas
Las
que a cambio de mil noches aciagas
respondían
con sonrisas aterciopeladas.
A
la verita del río esperando a la noche estrellada
Contando
las horas desde el comienzo
Pintando
su fragancia en el más bonito lienzo
Esperando
que de nuevo llegue la fresca mañana.
A
la verita mojada reflejé mis miradas con
olor a lavanda
Las
que la luna decía que eran apasionadas
Porque
al atardecer se escondían atemorizadas
Porque
los sueños, si no, nos la robaban del alma.
A
la verita del rio, a su verita mojada
silbé
despacito para que no se asustara
Y
cuando se giró, con su carita blanca de porcelana
Su
mirada robó la luz por la que yo antes suspirara.
A
la verita del rio, a su verita mojada.
Escondieron
los árboles sus labios de grana
Aquellos
que me encontré en la madrugada
Aquellos
que me besaron con pasión gitana.
(3)
-El interés para el interesado-
Al
rey le interesa su reinado
Las haciendas al hacendado
A la cortesana el cortesano
Y
la puerca el marrano.
Todos
se dan con fervor la mano
Los
caballeros a las damas
Los
maridos fuera de sus camas
Y
los recuerdos para el anciano.
Al
pobre le interesa la riqueza
A
los condes su condado
Todo
el mundo vive angustiado
Y
al vasallo se le niega la nobleza.
Los
duques con su ducado
Los
clérigos con sus oraciones
Que
con o sin emociones
Esconden
su honor acobardado.
Al
idiota le interesa la guerra
Al
violento la violencia
Que
por olvidar la paciencia
A
la estupidez se aferra.
Al
príncipe el sueño le inquieta
Al
sueño la pesadilla
Que
mientras el campesino trilla
El
señorito se enrabieta.
Al
músico le interesa el poeta
A
las meretrices la cultura
Que
se nutren de la finura
Y
la debilidad de su bragueta.
El
avaricioso con su avaricia
La
envidia para el envidioso
La
fealdad para el que se cree hermoso
Y
para el bellaco la malicia.
Al
adinerado le interesa el dinero
A
las ricas esposas sus esposos
Al
espanto los espantosos
Pero
todos mueren; unos después otros primero.
(4)
(4)
-Ama el bandido
y el soldado-
Ama el bandido y el soldado
Ama el que odia al
odiado
Sin saberlo o a conciencia
Ama el de aquí, el exiliado,
Ama el que tiene paciencia
Para amar lo soñado
Odia el injusto y el enamorado
Odia el que es
despechado.
Poseyendo la misma
existencia
Odia el que ama, el deseado,
Odia el que es odiado
La pobreza a la opulencia
La riqueza a la miseria
Que todo, al final, es indiferencia
Que aunque la vida es seria
La vivimos olvidando al olvidado.
(5)
(6)
Caminando por el viejo sendero
(5)
-¡Ay,
chiquitilla!-
¡Ay
chiquitilla, qué guapa eres!
¡mira
como el molino muele el trigo!
¡Ay
chiquitilla! ¿sabes que te digo?
¡que
eres mi reina y princesa! ¡No desesperes!
¡Canta,
preciosa mía, canta alegre y lozana!
¡que
los rayos del sol iluminan tu cara!
¡ay
chiquitilla, que linda eres mi Sarita, mi Sara!
¿No
te alegra el aire fresco de la mañana?
¡Chiquitilla
mía, que el molino sigue moliendo!
¡mira
como el dorado se torna blanquecino!
¡mira,
niña mía, que limpio es el polvo fino!
¡Alégrate,
chiquitilla, que yo te sigo queriendo!(6)
-Corazones
atrapados-
Corazones atrapados en sus propios espinos
de la vergüenza de ver la necesidad ajena
y bajar la mirada cobardemente entre lágrimas,
mientras duermen entre plumas negras.
Esos gritos en la penumbra de la locura
que vuelan hacia ninguna parte
y se pierden en el
horizonte rojo.
En ese horizonte rojo de vanidades
apuñalado por el hambre dormida,
del que no sabe ni entiende,
y entre risas falsas pretende,
que no son propias las necesidades
ahogando con agua clara la que no es su vida.
(7)
-El
río arrastra mis pensamientos-
Mira
como el rio lleva las flores del manzano
Se
silencian acariciándose sin conocerse
Son
aguas venidas de la montaña
Y
preguntan dónde irán a su muerte.
Solo
el murmullo cristalino rompe el silencio,
Del
que estamos atrapados los dos.
Tú
por querer mi vida;
Yo
por no entenderte.
Tu
belleza hipnotiza mi penar
Porque
son mis alegrías las que no quieres
Las
arrastras porque ellas no saben
¿Ves
mi reflejo? ¿Quieres conocerme?
¿Acaso
no prefieres hacerlo
Que
a llevarme por ser diferente?
¿Puedes,
al menos, intentarlo…?
¿…
o ya es tarde porque son tus roces
verdes?
Siguen
del árbol las hojas cayendo
Y
aunque son muchas todas me pertenecen
Nunca
me sonríes y tus aguas no me detienen
Sé
que te pertenezco y que me pretendes;
Y
al despertarme ya no temo al alba
Que
es cuando siempre enmudeces.
¿Quieres prenderme? ¿Quieres que sea
tu amante?
¿Llevarte mi vida no es suficiente?
Dime si tu silencio es para siempre
o si el mio es distante.
Contesta: ¿quieres mi voz y mi sangre?
¿Puedo ya abandonarte y marcharme?
Tú arrastras mis pensamientos;
ellos solo saben en tus aguas posarse.
Si algún día se detuvieran
mis lágrimas empezarían a secarse.
(8)
-Muero en ti-
Solo
tú eres capaz de cambiar de color
Sin
perder la fuerza del embrujo
Con
la luna: la belleza blanca
Por
el día: el brillo en la mirada
Tus
olas bravías empujan el alma
Tu
sentir por la vida da fuerza a la mía
No
eres traicionero, sino amigo en la calma
Y con la noche cubres el deseo del día.
Al
amanecer te entregas confiada.
Me
refugio en ti; porque eres mi hada
Cuando
te oigo, cuando te miro…
Cuando
sé que me observas y me preguntas
Si
con mi corazón logro ver tu nada.
No
mueren los ríos en ti
Solo
nacen en el olvido entregados
Y
como yo, agradecen tus aguas,
Por
haberles , con sus gritos, susurrado.
(9)
-El viejo sendero-
Caminando por el viejo sendero
ese que me ha enseñado desde
chico;
al que le he confesado mis
secretos,
ese que escuchó cuales eran mis
sueños.
-¡Siéntate conmigo, a mi
vereda!-
me reclama cada vez que lo veo
-¡Siéntate y disfruta conmigo...
de lo que en silencio te ofrezco!-
Aquí, en mitad tuya, te lo conté
todo
aquello que los demás no
oyen
aquí, en mitad tuya, te lloré
todo
lo que otros nunca supieron.
-¡Siéntate conmigo, a mi
comienzo!-
me dices cuando mi corazón es
mar salada
-¡Siéntate y solo deja que el
viento...
limpie tu herida que no está
curada!
Me siento feliz a final de ti
sé que volveré a cogerte de
nuevo
a sentir como me miras dormido
porque ya la luz se va
escondiendo.
Es tu senda la que marca mi
camino
una senda corta marcada en mi
destino
pero contigo a tu lado,
meciéndome,
me siento vivo y eso es lo que
quiero.
(10)
-Entonces, solo
entonces-
Cuando
dejo que ese momento eterno
Se
convierta en magia rebelde…
Cuando
trato de convencerme
De
que al igual que el agua cristalina
La
cual fluye en su camino…
Y
sacia esa sed que solo ella puede
Que
así eres tú sin tenerte presente
Sé
cierto, solo entonces, que tu destino
No
se cruza en el mío porque no es diferente.
Cuando
en la mañana el amanecer oscurece
Porque
tu sonrisa, ¡Ah, esa sonrisa!
Al
mismo viento enmudece…
Cuando
trato de soñarte
Para
que tus pensamientos sean los míos
Y
mi razón muere y no comprende
Que
eres mi mirada inocente
Sé
entonces, solo entonces, que la vida
Solo
es un suspiro, un solo instante.
Cuando
dejo que me sientas dentro
Y
yo a ti, como un entregado anochecer
Que
sacrifica su luz para que llegue la noche…
Cuando solo una palabra tuya
Recorre
mi ser y lo enloquece
Cuando
el corazón se para…
Porque
mil preguntas sin respuesta le detienen
Entonces,
solo entonces…
Es
cuando mi alma comprende.
(11)
-Dentro
de ti-
Estuve
dentro de ti y no supe verte.
Latí
con tu corazón llevando tu sangre,
respiré
con emoción tu aire
y
mil lágrimas derramé al conocerte.
¿Quieres
mi libertad? ¿Quieres poseerla?
¿Quieres
que te entregue mi aire azul?
Tápate
los ojos en el año de la soledad;
Daré
vueltas alrededor tuyo acariciándote
para
que sueñes con sonrisas bellas
que
prendan chispas de tu agua marina.
¿Quieres
mi alegría? ¿Quieres encenderla?
¿Quieres mis labios? ¿Dime, quieres tú?
No
me mires, solo respira mi ansiedad,
Engañaré
a la noche que suplicándote
me
dijo que las más bonitas estrellas
se
reflejan en tu mirada cristalina.
Estuve
dentro de ti y no pude conocerte.
¿Quieres
tú hacerlo? ¿Tendré esa suerte?
(12)
-Que mis sueños me engañen-
Que mis sueños me engañen;
que me mientan y sonrían;
que como alas de mariposa
vuelen como la esperanza
o como el viento cuando nos mentía.
Les pido todas las noches;
que no me quieran y odien;
que yo solo entregué mi alma,
como el niño entrega su rabia,
o la pena envidia a la alegría.
Que mis sueños me engañen;
que me hagan soñar con la luna
tú y yo mirándola abrazados,
sin que nadie y razón alguna,
me cubra de noche el día.
Les pido que al llegar la madrugada
me acaricien como si fueran tus labios,
que no me dejen contigo a solas,
porque si no despertaría
llorando como el
mar llora a sus olas.
Que mis sueños me engañen;
que me traigan tus besos de nuevo;
que me canten hasta el alba
y el tiempo que me robaste
lo entregue al alma mía.
Le pido a mis sueños tus razones
tu olvido, tu sin sentido,
le pido a mis emociones
que ya no te pertenezcan...
porque tu amor ya no es el mío.
(13)
-Necesito que el
tiempo se pare-
Sé
que me escuchas
cuando
te digo que me mires.
Sé
que me necesitas
cuando
sientes lo que yo.
Sé
que pides que el tiempo se pare
Y
que la lejanía sea como la noche:
Que
espera con ansias a que amanezca
y
sea ella la que nos depare
si
nuestras miradas a los dos nos pertenezca.
(14)
-¡No me llores, mi niña!-
¡Cuéntame, mi niña, y pide un deseo!
No me llores por tu amor perdido
¡Cuéntame, mi niña, y recita un verso!
Qué la poesía hace también al olvido.
¡No me llores, mi niña, que tú sí has querido!
y lo has hecho como hay que hacerlo;
con el alma y el corazón encendido
¡No me llores, mi niña; no llores por quererlo!
¡Ven mi niña; ven y no me llores!
¿No ves que su amor era baldío?
No sufras más por sus negros amores.
¡Así me gusta, mi niña; eres agua de río!
Que da la vida a todas las flores
que sueñan en otoño con el estío.
(15)
-Mira y no te pares-
Mira al horizonte y anda;
él te llevará a la esperanza,
que ahora has perdido,
por amar a quien a ti no ha sabido.
Es la lluvia la que enjuga tus lágrimas,
la que no quiere que te pares,
la que hace que el arco-iris
te guié por el camino.
Mira a las estrellas en la noche,
las que no se ven por el día,
las que iluminan tus miradas
y le dan brillo a tu vida.
Mira como el mar te mira;
Mira como sus olas van y vienen…
él quiere que seas como ellas,
que van y vienen... y nunca mueren.(16)
-Nana de amanecer-
Cuando
tu desgarro y tu mirar venció al viento desconocido
A
ese eterno enemigo que cruel te engañaba sin piedad
Y
la negra figura con guadaña tantas veces vistes a tus pies
Segando
la hierba disfrazada de
oro trigo y verde mies
Con
su sangre sin vida baña y
disfraza al niño a traición
Y
bebe de su inocente aflicción sintiendo su frio que suspira
Que
llora y llora y respira y grita
de rabia escondido.
Jugabas
con la noche a ser día y
oías los cuentos en el aire
Los
que nunca te hicieron soñar
porque ni las sombran entendían
Que
si cerrabas los ojos era
porque deseabas no despertar.
Sonreías
y buscabas un atardecer que calmara tu blanca pena
O
una caricia, una simple caricia
para tu corazón con una nana mecer.
Cuando
tu olvido se torna rojo o tu
amargor se torna dulce
Cuando
tu futuro ya no es el ayer y
tu espera ya no es salada
Todo
se vuelve lágrima clara y la
esperanza vuelve a tu ser.
Ahora
ya no caminas solo y tus
manos se aferran seguras
Y
tus recuerdos negros ya no son noches muertas y oscuras
Que
al igual que el agua de arroyo
que a la vida misma abraza
Tú
querer es querer de raza y tu
mirada es ya amanecer.(17)
-Poema de desgarro-
¡Cómo se desgarra el corazón que solo ama!
¡Cómo el olvido busca al olvido para odiarlo!
Si yo solo pretendo, ¿a quién por querer yo ofendo?
¿Acaso no sufre el que desea la Luna y por eso huye?
¿Por qué los demás no quieren al Sol amarlo?
Solo con ojos ciegos de envidia al amor se destruye
cuando del mar una lágrima dulce es solo lo que pretendo.
el que tanto entendió a mi corazón
el que incluso en las noches más frías me decía
que las flores duran unos días solamente
y que cuando el árbol está triste
estas se marchitan y mueren lentamente.
Aunque la mar digan que sea traicionera
no lo es más el que no admira su olor
su calma, su bravía y su esplendor
sus noches de luna llena o sus días de primavera
o simplemente cuando dos almas,
olvidándose hasta de las estrellas, declaran su amor.
(18)
-Cinco besos me debes-
Cinco besos me debes, prenda mía,
los que me prometiste en el río,
aquella noche de corazón vacío
en los que tu sonrisa atrapado me tenía.
¿Me los das ahora o cuando despiertes?
¿Prefieres tiernos o apasionados?
Yo los quiero de enamorados;
de esos que no se olvidan ni con cien muertes.
Porque mil lunas esperaré para sentirlos
porque cinco besos me debes
y si en esas mil lunas no puedes
esperaré otras mil para pedírtelos.
¿Te acuerdas cuando me diste los cinco primeros?
¿Recuerdas que los míos quise entregártelos?
y me dijiste: que los tuyos también sean sinceros
porque si no tendré que robártelos.
Cinco besos me debes, prenda mía,
los que me prometiste mientras te dormías,
aquella noche de luna serena
en la que el viento gritaba mi pena
y con tu voz dulce me decías:
te los daré, amor mío, algún día.
Duerme, duerme en el silencio del sueño
de ese del que nunca se despierta.
Duerme que de esos cinco besos soy el dueño
y de los que mi alma siempre estará cubierta.
Cinco besos me debes
cinco los que me prometiste
cinco los que me darías, dijiste
y pienso cobrarlos, prenda mía,
y mil lunas te dije, esperaré,
(19)
-11,12,13-
Caminando por mi mundo te encontré
entre hojas muertas con olor a tierra
recién mojada por la lluvia del ayer
y como esos rayos rojos del atardecer
donde el corazón a ciegas se encierra
tu sonrisa suave y tu mirada cálida imaginé.
Dos esperanzas furtivas al deseo ajeno
por el deseo de la hierba seca entre centeno
y por la palabra encadenada a la piedra
sintiendo que sus gritos están heridos
por ese rencor de olor a fingida hiedra.
Caminando descalzo por mi río te hallé
entre gotas de rocío y nubes de barro
y ahora mi reflejo junto a tu reflejo adoran
y ahora mi reflejo junto a tu reflejo adoran
al árbol en que nos convertimos y el desgarro
de querer callar a nuestras almas que lloran
por la sombra que al atardecer en ti posé.
Dos amores prohibidos en la noche apagada
dos manos entrelazadas sin poder mirar
a ese horizonte de luces que sueñan en frío
con unir sus pensamientos en un rojo estío
y que caminan por las aguas sin olvidar
que la luna cada noche llora emocionada.
de querer callar a nuestras almas que lloran
por la sombra que al atardecer en ti posé.
Dos amores prohibidos en la noche apagada
dos manos entrelazadas sin poder mirar
a ese horizonte de luces que sueñan en frío
con unir sus pensamientos en un rojo estío
y que caminan por las aguas sin olvidar
que la luna cada noche llora emocionada.
(20)
-Alma de papel-
¿Y qué más da? No busques sonrisas
entre las hojas azules del invierno.
Sé que nunca una mañana pediste
porque tu mundo de infierno
las tardes eran noches sin brisas.
¿Has visto a la Luna? Ella no entiende
que al perder tu juego no entendiste
que los árboles también mueren
y que al horizonte claro llegar no viste
porque tu alma de papel a la vida no vuelve.
¿Quieres enseñarme? Tu esperanza ahogada
nunca gritó al silencio del cálido viento,
nunca sollozó en la triste arena mojada,
nunca quiso cantar al alma enamorada
porque nunca, siquiera, un abrazo te dieron.
¿Me escuchas ahora? Mis palabras cerradas
ya no son mías. Pertenecen al olvido.
Él es el dueño. Él ahora ya no teme
que tus manos transparentes y apretadas
dibujen en el aire un corazón herido.
¿Lloras en la sombra? ¿Y ahora qué más da
si las hojas del invierno verdes se vuelven?
¿Lloras, alma mía? Que en papel se convierten
aquellas que viven escondiendo la verdad.
(21)
(21)
-Poemas de mayo-
-1-
Si
mi esperanza ya no te pertenece;
como
las flores de mayo del naranjo…
Si
tu corazón por el olvido se enrojece;
como
el alma del vivo atrapado…
Si
por razón de tu razón y del odiado;
como
el hombre que de niño envejece…
Si
tu sonrisa solo es sonrisa;
como
las gotas de otoño en primavera…
Si
tu mano coge mi mano con prisa;
como
el que con temor el engaño espera…
Entonces
no me mires, no me sientas;
No
te grites ni te arrepientas
Y
deja que mi calor alguien lo quiera.
-2-
-¡Ven, mi niña, ven! ¡Mira como vuela aquel gorrión!
¡Apenas si se ven sus alas, mi chiquilla!
¡Es porque está contento, zagala mía!
¡Es porque el mes de mayo enamora al corazón!
-¡Ven, mi niño, ven! ¡Observa como corre esa gacela!
¡Sus saltos son graciosos y juguetones!
¡Es porque está alegre, zagal mío!
¡Es porque el mes de mayo está en duermevela!
¡Venid, niños míos, venid! ¡Pedid un deseo al
viento!
¡Gritad al mes de mayo que os devuelva conmigo!
¡Agarraos de la mano y soñad despiertos!
¡Qué él fue quien os llevó consigo!
-3-
No
escuches a las nubes cuando te rocen;
solo
quieren tu impaciencia.
No
te dejes robar tus sueños,
ni
supliques, ni odies tu carencia
que
los días oscuros ya no son tus dueños.
No
hables a las noches frías cuando te abracen;
solo
quieren tus llantos ahogados.
No
les permitas que te engañen,
ni
que te callen con gritos marcados,
ni
que las tardes blancas nunca más te dañen.
(22)
-Gitano chico-
-¡Madre, deme de
comer, gitana mía,
Que yo sé que tu
querer es mañana fría!-
Tu
voluntad se sumerge en el agua
Como
la sombra lo hace al niño
Me
chillan por la calle, me gritan,
Me
llaman desgraciado y sucio
Me
odian con miradas cobardes
A
que mi silencio cobarde sea astucia
Para
luchar por nuestros corazones
Que
buscan unirse a los guerreros puros
Sedientos
de gitanos chicos
Indefensos
por sus mayores duros
-¡Madre, deme
algo para yo tener,
Aunque sea su
mirada, gitana mía!
No
me mires en estos instantes
Porque
encontrarás lo que no deseas
Hazlo
más tarde, mi amor lozano,
Que
no nos comprende esta gente
Que
solo quieren sus vidas ingratas
Y
que la nuestra sea muerte
No
te canto con mi sentir ni mis penas
Pido
lo mismo que ellos, sus mismas condenas
Yo
te regalo mi vivir, todos mis sentidos
Que
los muertos están vivos y los niños desvalidos
-¡Madre, cánteme
una nana, morena mía,
Que dicen que al
niño le da vida!
No
hagas caso a lo que digan
Ni
a los que pretendan a escondidas
Solo
buscan gitanos chicos
Porque
a los mayores los olvidan
Ven
aquí, y no me grites,
Diles
que mi sangre también llora
Diles
que mis lágrimas también perdonan
Que
odian, que aman y ciegan
Que
rechazan y también se entregan
-¡Madre, deme para
vivir una sonrisa,
Démela ahora,
morena mía!
(23)
-En la
oscuridad-
En
la oscuridad sin saber cómo
Suplicando,
gritando… sufriendo
Vuestro
silencio cobarde de padres malditos
Sin
quererlo, sin buscarlo… sin entenderlo.
Ni
una sonrisa, ni un abrazo, ni un te quiero.
Iguales
corazones de venas rotas
De
miradas vacías sin tiempo mordido
Ni
una caricia, ni una alegría,
Solo
odio, solo desprecio a lo no aprendido.
Malditos,
malditos y mil veces malditos
Me
distéis la vida para quitármela viviéndola.
Me
distéis esperanza para amar al odio
En
mi silencio obligado lloro mi angustia
Pero
al mundo gritaré mi libertad
porque la muerte ya la tengo.
(24)
Dos poemas; dos canciones
Poema primero; canción segunda
-Ríos de olvido-
Ríos del mañana con el olvido del ayer
esperando esa mirada desconocida
que desde aquel frío y largo día
es contar las hojas a cada atardecer.
Contar cada hoja, cada gota reflejada
esperando esa mirada vacía
que desde el primer suspiro decía
¡No dejes que mi vida se convierta en nada!
¡Qué te cante la arena roja con sus labios!
¡Qué sea ella la que cubra tu sonrisa desganada!
que yo mientras miro a la noche azulada
oliendo del río sus aguas amarillas,
esperando los susurros del sol y el viento,
como hacen en sus juegos las chiquillas.
Al morir esos reflejos entre mis dedos;
al sentir su helor después en mi cara...
escucho esas estrofas del que un día un sí dejara
grabado en el tiempo como una canción
triste de aquella calle de barrio
en la que grita herido el corazón.
Son los ríos de olvido de ese barrio alado
los que de ayer ya son un amargo recuerdo
los que tras esa ventana de rejas de seda
me dicen que toda la vida, por larga que fuera,
es corta si el último día tu voz oírla consiguiera
y darte el abrazo que aquel frío día juré al destino,
que juré que aunque fuera solo uno te daría.
¡Ojalá algún día... ojalá algún día pueda!
Poema segundo; canción primera
-Lágrimas del mañana-
Ahora eres tú el que sonríe
el que canta a las nubes
el que en sus ojos dulces
se reflejan al alba.
Ahora eres tú el que ama
el que corre desnudo
por la fría y blanca arena
sintiendo a la mañana.
La rabia queda lejana
las lágrimas son ahora nacaradas
La rabia se olvida
por los sueños que el alma guarda.
Ahora eres tú el que sonríe
el que corre desnudo
el que con sus ojos dulces
siente a la mañana.
Ahora eres tú el que ama
el que canta a las nubes
con la fría y blanca arena
en los pies esperando al alba.
(25)
-No dejes que el olvido sea mi destino-
Si me lees el alma
si me escuchas entre ramas
si alguna vez te pidió el mar
que escribieses en sus aguas
no te detengas por los demás
y dime que no es cierto,
pero dímelo tú. Sé bueno.
y no escondas tu afecto
ni al frío ni al viento.
Si me lees el corazón
si tu mano es sincera
no temas respuesta;
que el odio no sea fuego.
No me ignores y mira al río
pregúntale si yo te olvido
y verás que su reflejo blanco
y su canto de notas amargas
te dirá que la fría mañana
ama al cálido día
como un padre ama a su hijo.
Que no te gane tu propio olvido
Que no te venza tu enemigo
Si me lees no dejes que el tiempo
sea el que juegue a ser mi destino.
(26)
-Tus alas son las mías-
Me canta una nana la hiedra,
esa que quiso llevarme,
esa que calló sintiendo el rocío,
esa que mis muñecas no pudo atarme.
esa que mis muñecas no pudo atarme.
Mis besos todavía los sientes,
aquellos que morían
son los que ahora posees,
son esos los que siempre quieres.
son esos los que siempre quieres.
Siento tu palma en mi pecho,
todavía la siento.
Noto todavía tus latidos
y aun respiro tu aliento.
Te canta ella ahora en la noche
pero tú no la escuches
que yo sigo susurrando
esas palabras que solo el corazón
sabe decirlas y que el viento
las repite a cada instante.
(27)
-El cisne entre la maleza-
Ese haz de luz me pertenece
con él siento que soy un cisne
que baila entre la maleza
y al perderme entre las marchitas hojas
es la noche la que me cubre
y es ella quien por mí amanece.
¡Qué el espectáculo continúe!
Aunque algo de mi muera
no deseo dos diferentes
sino solo uno eterno que me quiera.
Yo no os miro a los ojos
porque no busco respuesta al alma
ella es la que me grita en silencio
que continúe en la función hasta el alba.
Sin gente, sin aplausos, sin sonrisas
Sin tí, sin tu mirada.
Porque da igual que no se escuche.
El sonido no es el dueño
Yo la sigo oyendo y en la sangre la siento.
¡Qué el espectáculo continúe!
¡Qué no pare, qué me obligue!
Son los cuerpos de antes,
las caras negras de ahora.
Son tus manos las que me abrazan
y tus miradas las que me ahogan.
es la noche la que me cubre
y es ella quien por mí amanece.
¡Qué el espectáculo continúe!
Aunque algo de mi muera
no deseo dos diferentes
sino solo uno eterno que me quiera.
Yo no os miro a los ojos
porque no busco respuesta al alma
ella es la que me grita en silencio
que continúe en la función hasta el alba.
Sin gente, sin aplausos, sin sonrisas
Sin tí, sin tu mirada.
Porque da igual que no se escuche.
El sonido no es el dueño
Yo la sigo oyendo y en la sangre la siento.
¡Qué el espectáculo continúe!
¡Qué no pare, qué me obligue!
Son los cuerpos de antes,
las caras negras de ahora.
Son tus manos las que me abrazan
y tus miradas las que me ahogan.
(28)
-Poesías entrecortadas-
-1-
A tí, que no pides nada a cambio
le dices siempre a la negra Luna:
¡bonita eres, aún a pesar de todo!
¡Enseña tu cara blanca y sé buena conmigo!
¡Ríete y te canto toda la noche!
¿Tú quieres que yo me enamore?
¿O prefieres que siga durmiendo?
Sigue soñando, que eso es bueno
antes no vivías, estabas muerto.
¡No me mires a la cara, que no quiero!
te lo ruego y aún si quieres te lo suplico
¿O es que no ves que ni con el aire puedo que ya ni respiro?
¿Sigues, ay luna mía, enfadada como el agua con el trigo?
Guía tu camino y no lo cruces al mío
¿o no sientes que yo siento distinto?
Dime: ¿es tanto lo que te pido?
¿o prefieres mi silencio cómo siempre has querido?
Y vivir... ¿No quieres que viva y venza al olvido?
-2-
Ato mis pensamientos, me los muerdo.
Me exiges, me pides y no comprendo.
Aquí tienes mis gritos en silencio.
Cuando quieras los despierto; que están durmiendo.
Mi pasión es solo mía
Mentiras son las otras
Bromas del destino que destruyen
corazones que buscaban alegría
¿Acaso yo a ti algo te pido?
Solo es amor; ni odio ni fantasía.
A mí me castigas mientras ellos cantan.
Roban las emociones como el aire a la vida.
¡Calla, esperanza mía, deja que ella me lo pida!
¡Muere el que solo vive! Animales que solo amamantan.
Entre trapos limpios rojos mi alma por otros es vivida.
Ahora callo, como siempre, que los llantos atragantan.
¿Sigues ahí? ¿O te escondes en el horizonte cómo cada día?
Ajena muere la noche sin saber que ha nacido su sonrisa
como el niño que no juega y que no sabe su destino.
Amanece y sigo sintiendo el mismo frío
Siento tu luz pero tu calor es baldío.
Solamente te pido que calles, que el amor es solo mío.
(29)
-No me grites, blanca Luna-
No
me grites, blanca Luna
Pídeme
con tu mirada
Mi
silencio y tu rabia
No
me mires, negra Luna
No
quiero tus esperanzas
El
niño llora mirándote
La
madre le enjuga sus lágrimas
No
lo asustes, blanca Luna
Llévame
a mí, si puedes,
Acaríciame
con tus sombras
No
me sonrías, media Luna…
Y
responde: ¿Cuándo seré tuyo?
Míralo,
miralo como llora
Déja
que su madre grite:
¡Ven
conmigo, mi niño,
No
hagas caso a la negra luna!
No
me grites, blanca luna
Y
deja que yo me lo lleve.
(30)
-Mirando al horizonte-
Solo
sé mirar al horizonte
Nadie
me ha enseñado
A
mirar a los ojos
Cuando
te recuerdo,
Tras
la breve cortina del tiempo,
Tras
la infinita nube roja…
Y
oigo tu música en mis manos,
Miro
de nuevo al horizonte
Porque
nadie me ha enseñado
A
mirar a los ojos.
No
me mires tú ahora
Me
avergüenza que lo hagas
Solo quiero escuchar tus versos
Los
que me mandabas en el aire…
Los
que dibujabas con sangre,
Y
que yo no supe verlos.
Nadie
me ha enseñado
A
mirar al horizonte
Ni
mirar al alma.
Escondo
la mirada, la bajo,
Ya
no estás conmigo
Y
es ahora cuando veo a lo lejos
Dibujando
en el aire
Tu
dolor sin gritarlo
Respirando la muerte que yo,
Lentamente, te fui dando.
(31)
UN AÑO EN LA LUNA DE OTOÑO
-A la luna del mar rojo-
Si la hierba mece al viento callado,
como mi ayer a tu mañana,
o como tu futuro en mi pasado...
Si ese mar rojo, apagado,
con el reflejo de ser tu voz, tu gana;
pide que tu luna llore grana...
No le grites y deja que su abrazo
a la espuma del mar perdone;
que su nana te duerma en su regazo
y te atrape en su blanco lazo
para que tu querer no traicione
y ni al mar y a la Luna abandone.
Si el camino se cubre de ocre y llama
y oyes al río en su balada
cantar a la Luna vestida de dama,
cae como la hoja de la rama
esperando a que su nueva madrugada,
la cubra de noche estrellada.
Solo el tiempo vence al tiempo y a él le reclama
que la Blanca y el mar no ganen su batalla helada.
-A deseo sobre el ala del jilguero-
Hueles a verde, a fresco, a nuevo,
a mañana clara, a atardecer viejo,
a blanca mirada, a mar sereno;
hueles a todo eso y a azul deseo.
A deseo sobre el ala del jilguero,
a su cantar, a su aleteo.
Hueles a sol de mediodía,
a trigo, a amapola y a centeno.
a blanca mirada, a mar sereno;
hueles a todo eso y a azul deseo.
A deseo sobre el ala del jilguero,
a su cantar, a su aleteo.
Hueles a sol de mediodía,
a trigo, a amapola y a centeno.
Hueles a gotas de lluvia en el polvo seco,
a rama caída en mitad del sendero,
a flor de naranjo y a flor de romero;
hueles a todo eso y a azul deseo.
A suave pluma, a caminar viajero,
a nieve de montaña, a roja seda.
Hueles a hojas otoñales en la vereda,
a leña mojada, a helecho y a enebro.
Hueles pelo limpio mecido al viento,
a arena de playa, a frío de enero.
Hueles a campo labrado, a recuerdo,
y a azul deseo; hueles a todo eso.
-Lo que no te conté al despertar-
No son tus aguas las que reflejan mi ayer,
ni tus hojas muertas a corriente,
ni tus tardes doradas de suave querer,
las que sugieren a los días ser
amantes de la noche, ser su simiente,
amantes del tiempo y del presente.
No son tus aguas las que guardan miradas,
ni las que huyendo miran atrás
ni tus arroyos son tus hijos ni tus hadas,
ni tu muerte en el mar espadas
que se claven en el aire sin respirar.
Es lo que no te conté al despertar.
Porque mis sueños mueren al frío alba
y con ellos mis secretos rojos,
los que a mis tristes mañanas de malva
tus gotas blancas mojan mi alma
escapando libres por mis ciegos ojos.
Es lo que no te conté a lo lejos.
Que tu murmullo sea testigo de mi perdida calma
para que siempre me sepan a nuevos tus viejos besos.
En la soledad del momento, del instante, se tiene la necesidad de imaginar ese respirar cálido del que no tiene el tiempo. Solo la imaginación con el paso de las estaciones llena de emoción al recuerdo. Y éste se convierte en un suspiro al viento, a la noche, a ese atardecer de lucero o a esa luna llena de otoño. De esas trece lunas que conforman una y de esa una que nos mira y decide ser testigo con esa sombra que solo ella es capaz de ofrecer.
(32)
Tres formas de amar
-Los besos que entonces no te dí-
Entre la niebla, entre cortinas blancas de papel y de dulce rocío,
con las gotas cayendo por mis viejas manos, sintiendo su frío,
pidiéndome, con ese silencio de otoño, la palabra triste y rota
que con la inmensidad del pensamiento tus olvidados besos flotan,
porque fueron los que no te dí en el suave caminar del estío
los que más siento en mis labios cada mañana y permanecen conmigo.
Fueron los que no te dí, esos que volaron con el aire de tu cálida boca,
esos que nunca llegaron a convertirse en luz porque los venció la sombra;
esos que cuando los imaginaba olían y sentía como pétalos de rosa...
esos fueron los que más aprendí a dártelos porque nadie los toca.
Sentado en el paseo vuelvo a imaginarlos y hasta el mismo anochecer,
el que siempre espera reflejando la luces difusas de las antiguas farolas,
me sonríe y me envía a la brisa con su despertar de lluvia temprana
para que mi poesía escriba lo que el colibrí ve entre violetas y amapolas
y mis ojos cerrados se abran despacio aspirando el aroma de tu querer
para que otra luna llena me obligue a recordar esos besos de alma galana.
Fueron esos besos que entonces no te dí los que más a fuego tengo
porque no los quiero perder y que se los lleve el tibio tiempo.
Son los que al levantarme del solitario banco y volver al paso lento
sonría de nuevo porque mi ayer sin ellos vuelven a ser fresco aliento.
Entre la niebla, entre cortinas blancas de rocío vuelvo a despedirme
añorando esos momentos perdidos de infancia cuyos besos no te dí.
Ya llega, vuelve a cubrir al valle, a las calles, a las plazas y a tus ramas,
porque bajo ellas, sintiendo como me abrazaban sentí esas ganas
de besarte, de acariciarte y entre tus cabellos húmedos sentirme
como el amanecer y su niebla que junto a ellos tus besos yo aprendí.
Se ama en el olvido, en el silencio del recuerdo, evocando esa maravillosa sensación que solo se siente cuando se ama entre la niebla. Es el amor escondido, atrapado y que te envuelve a cada suspiro y a cada pensamiento diario. Se lucha contra él y a cada instante y cuando el tiempo transcurre se hace enemigo de la voluntad porque esta sigue soñando con esos besos que nunca se dieron...
-Cuando aprendas a amar no se lo digas a nadie-
Cuando aprendas a amar no dibujes en la arena
ni escribas mi nombre sobre el tuyo,
que el mar insolente se llevará tu pena
porque todo, incluso el amor, sí, es suyo.
Cuando aprendas a amar no escribas poesías;
solo deja que tu corazón te sueñe y te cante,
que la música atrevida querrá ser tu amante
y los versos de sus letras morirán con los días.
Cuando aprendas a amar no dibujes en el aire
ni susurres a la noche que me has conocido.
No lo grites, no lo susurres, no se lo digas a nadie,
que entonces robarán tu mirada y te habré perdido.
Cuando aprendas a amar tu sangre será mi sangre,
mi roja y herida lumbre será tu lumbre,
tus emociones serán mi incertidumbre,
Cuando aprendas a amar... no se lo digas a nadie.
...y se ama también con pasión, con esa mirada que solo entiende otra mirada y que te la roba en un solo segundo. Es amor pasional, sin preguntas, sin motivos y sin juegos pretendidos. Y cuando se aprende amar así la palabra deja lugar al sueño.
-Mi morenita, morena mía-
Mi morenita, morena mía
mi negra rosa tempranera
eres mi día, mi campanera,
mi agua clara, mi lucera,
morena mía, morenita mía.
Naciste en tierras de azahar
de mar de limpia espuma
de esa mar que el alma llena
de noches de blanca luna
¡Así eres tú, así eres mi nena!
Tus noches enteras velo,
acariciando tu grácil pelo,
rizado moreno, mi morenita,
y tu piel de suave terciopelo,
¡Ay morena mía, mi negrita!
¡Qué eres lo que más anhelo!
Canta, canta, mi lucerita,
y baila sobre la tierna yerba
que eres el sol de mediodía,
cuando saluda a la bella hiedra,
Mi morena, morenita mía...
¡Qué tú eres lo que más quiero!
(Dedicado a Morgana, la hija de mi gran amigo Jeff y su mujer Ruth)
Y que mejor amor de unos padres cantando una nana a su hijo o hija y esperar a que el sueño abrace ese momento. Tres formas de amar, tres instantes, tres deseos, tres maneras diferentes.
(33)
Los colores en el mes que nació enero
-Nací para tí-
Ámame como la tierra a la lluvia;
nací para ti en la luna creciente.
Nací para ti en la mañana de enero;
ámame como gotas a corriente
buscando a su mar en su desespero.
Nací solamente para ti,
como el frío ama al hielo
o como ese rayo de sol
que persigue a otro en su vuelo.
Ámame como la mirada a la piel,
que yo nací para ti;
ya no busques en tu caminar,
que yo nací para ti;
para ser tu despertar.
Nací para ser tuyo; tu deseo,
como el río cuando nace
que desea morir abrazado
y entregarse a un día nuevo.
Ámame y sé mi juventud
porque el alma no envejece,
que yo nací para ti
y lo hice en el año oscuro,
para que tú fueras mi luz.
-Los colores de enero-
¡Deja que mire los colores...!
Y que el mar me traiga tu nombre,
que escuche las notas del valle...
que mire tu reflejo tras la pisada...
que oiga como me llamas
tras beber esas gotas de agua
que de tus labios nacen
al besar las hojas que mueren
para nacer de nuevo en tus ramas.
A cada paso por la solitaria calle
siento tu mirada a mi mirada clavada
y ese olor al recordar tu alma mojada
riñe sonriente al frío aire de enero
y le pide cabizbajo que sea viejo,
que los árboles siempre lloran
para que sus nobles sombras
puedan ser primavera de nuevo...
y que no se retrasen ni lleguen tarde
y al sol, a ese sol de enero, entretenerlo.
(34)
(34)
-Escucha al silencio del invierno-
Ahora te hablarán las frías sombras
y las noches ya no serán de vela;
ya no serán de larga espera
soñando a los hijos desnudos.
¡Qué corta tu desgraciada vida!
Adueñada por los miserables,
sesgada por afilados sables
del blanco sabor a hiel dormida.
Escucha al silencio del invierno
que es ahora tu compañero,
que por ti se hace viajero
para que no llores en tu infierno.
Escúchalo; muerde tu lengua,
esa lengua negra amarga
donde el espejo te engaña
y sientes la nana de la luna clara.
Ya no verás ese reflejo que esperabas,
ni sentirás el calor de la mañana...
ni entregarás tu alma a la esperanza...
ni le dirás a la noche que sea confiada.
Ya perteneces a la calle del ayer,
sin recuerdos, sin nombre escrito,
sin poder correr la cortina y ver
como por ella pasea la lluvia salada.
(35)
(35)
A los sueños dile sí
-Mis pensamientos a tu fino contraluz-
Mis pensamientos a tu fino contraluz
con sombras de color de la mañana
donde los recuerdos son tus labios
que atrapan a los míos como el mar al agua.
Mis pensamientos a tu fino contraluz
de rozarte sin tenerte y morderme la gana.
Mis latidos a tu mirada con hilos de lava
porque tu calor a mi frío apaga.
Mis pensamientos a tu fino contraluz
son los que a mi vida convierten en tu charca
en la que mojas tu manos para refrescar mi alma.
Mis sueños a tu pasión
reciben a la noche a su llegada
para que tu reflejo consiga mi calma.
Mis pensamientos a tu suave besar
son los que nacen para morir
junto a las gotas en la tierra cansada.
Mis pensamientos a tu fino contraluz
perdidos en la madrugada
cubriendo con hojas tus desnudos pies
y sintiendo como tu sonrisa
a mi sonrisa vela hasta el nuevo alba.
Mis deseos a tu espalda desnuda
mojados por la niebla de la fría playa
secándote bajo la fina y cálida arena
escribiendo tu mirada a mi mirada.
Mis pensamientos a tu fino contraluz
de rozarte sin tenerte y morderme la gana.
-La calle 21-
Sonríes cuando paseas por la calle 21
y le dices a las gotas de lluvia dorada
que al mojar las hojas del joven fresno
sientan como acarician su mirada
y sean el dulce sueño de mi sueño.
Pisas los finos adoquines cuando te lloran
y caminas con tus pies desnudos llamándola
para contarle que cada noche de mayo
piensas cerrar los ojos y al saludarla
le dirás que por sus labios las lunas imploran.
Te sientas mojado en el banco de madera
y esperas a que llegue ese beso prometido
que sin tiempo y enloquecido
pregunta a cada anochecer
si ya queda poco para que llegue su destino.
(36)
Un pedacito de los dos
-Un pedacito de mi-
Un pedacito de mi me robas cada vez que tu rondar sigo.
Un pedacito de mi, a tu sombra nocturna, se va contigo.
-Con cada paso-
Sentí la arena fina mojada hundirse
con cada paso que sobre ella daba.
Te miré y por tu reír sé que me hablabas
y con tu frescor volvieron a cubrirse.
-Al pasar dos inviernos-
Volaron tus besos y pasaron dos inviernos
Suspiré al aire por ellos y volví a tenerlos.
-Los cerezos del lago-
En el lago vi reflejado a los cerezos llorando
porque alguien les contó de un amor soñado.
Al pronunciar su nombre sus pétalos me contaron
que bajo ellos, dos amores con un beso sellaron,
lo que la vida antes de conocerse les había dado.
(37)
(37)
-La luna azul de noviembre-
Abrazando a la luna azul ella me susurraba:
si le sonríes y mi luz pones en sus labios...
si después los tuyos los sellas en su alma...
si su lento respirar a tu respirar calma...
cuéntale que una noche el lucero lloraba.
Dile que las estrellas no brillan en el firmamento
que son sus pupilas las que te guían en la noche.
Dile que su amanecer es tu rocío
que sus manos cálidas alivian tu frío
dile que su vida para ti solo es un momento.
Recítale los más bellos versos de amor
esos que que se escriben solos en el aire,
esos en los que los sueños cantan y olvidan
y que sean ellos los que muriendo te pidan
que bailes la danza de fuego a su alrededor.
Háblale del mar, de sus olas, de su brillo
de cómo al anochecer su olor te serena.
Pídele que su corazón lleve sus latidos a tus venas
y que tu mirada al igual que la de un chiquillo
solo quiere a la alegría e ignora a la pena.
(38)
(38)
-Solo cuando despierto-
Solo sonríen tus ojos negros dormidos
y me hablan en aquel cálido mar.
Solo tú eres capaz de vivir para amar
bajo el abrazo de los viejos olivos.
Es al despertar que te siento como siento a la joven brisa
es al dejar de soñar que sueño como a mi boca perderte
y huelo tu imagen empañada en el vaho de tu sonrisa
para que en la hora siguiente riña al sol por no tenerte.
No esperes a que te hablen las gotas,
esas que llevan tu sudor a mi sudor,
esas que hacen brillar a aquellas notas
que un día se mezclaron por el amor.
Dile a la noche que se bañe tarde en tus lágrimas saladas
que no espere a que las estrellas mueran al nacer el día.
Dile que sus sombras a tu sombra engalane, y sus hadas,
a tus manos acaricie como el mar a sus olas su piel sentía.
Solo entre la violeta brisa que muere
consigo sentir tus palabras anaranjadas
Solo cuando tu rojo respirar espere
tus almas vivas ya no estarán atrapadas.
Es al cerrar los ojos que oigo tu voz que a mi voz le calla
y le pide que cante al silencio y recite a los poetas negros
Es al ver los senderos que nacen bajo los blancos cedros
que te siento, te sueño, te huelo y a mi alma tu sabor engaña.
No te bañes más en la fresca laguna
ni te mojes el corazón con su reflejo.
Solo sé mi aire y mírame en el espejo
para que te bese a la luz de la luna.
Poemas publicados hasta el momento en este poemario:
- A la sombra de la Luna.
- A la verita del río.
- El interés para el interesado
- Ama el bandido y el soldado
- ¡Ay, chiquitilla!
- Corazones atrapados
- El río arrastra mis pensamientos
- Muero en ti.
- El viejo sendero.
- Entonces, solo entonces.
- Dentro de ti.
- Que mis sueños me engañen.
- Necesito que el tiempo se pare.
- ¡No me llores, mi niña!
- Mira y no te pares.
- Nana de amanecer.
- Poema de desgarro.
- Cinco besos me debes.
- 11, 12, 13.
- Alma de papel.
- Poemas de mayo (tres poemas).
- Gitano chico.
- En la oscuridad.
- Dos poemas; dos canciones. (Ríos de olvido - Lágrimas del mañana).
- No dejes que el olvido sea mi destino.
- Tus alas son las mías.
- El cisne entre la maleza.
- Poesías entrecortadas (dos poemas).
- No me grites, blanca Luna.
- Mirando al horizonte.
- Un año en la luna de otoño. (A la luna del mar rojo - A deseo sobre el ala del jilguero- Lo que no te conté al despertar).
- Tres formas de amar. (Los besos que entonces no te dí - Cuando aprendas a amar no se lo digas a nadie - Mi morenita, morena mía).
- Los colores en el mes que nació enero (Nací para ti - Los colores de enero).
- Escucha al silencio del invierno.
- A los sueños dile sí (Mis pensamientos a tu fino contraluz - La calle 21).
- Un pedacito de los dos (Un pedacito de mí - Con cada paso - Al pasar dos inviernos - Los cerezos del lago).
- La luna azul de noviembre.
- Solo cuando despierto.
(Página en construcción)
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