Poema de diciembre
-¿Te vienes conmigo?
Sentí la vida sobre su pecho,
con ese
llanto ahogado sin dolor.
Al tacto suave y respirando su olor,
calmé mis primeros instantes
sobre aquel viejo y mugriento lecho.
Me distéis la vida condenándome a la muerte,
pero solo desde aquel día es condena
aunque más grande y vence a la pena
es mi sin saber de la esperanza
y esperar en silencio a ese abrazo fuerte.
-“¿Te vienes conmigo y jugamos en ese olivo?
¿Quieres darme la mano y te acaricio el pelo?
¿Quieres un beso y que tu sangre sea hielo?
Ven, vamos juntos a aquella sombra valdía
Y que tu anhelo… muera en el olvido”
No me dejes
ahora, no me dejes vacío.
No quiero que ahora el futuro muera,
como lo ha hecho lo hasta ahora vivido.
¿Quieres que el otoño venza al estío?
¿Me coges de nuevo la mano y no sonrío?
Te sigo triste, te obedezco y no tengo miedo
porque hora ya mis juegos de inocente crío
no son blancos ni azules ; ni siquiera son de color
acero.
Son como los tuyos y a tus caprichos cedo.
¿Quieres ahora? ¿Quieres ya tu deseo sombrío?
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