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Este blog personal es solo eso: personal. No pretendo nada más que escribir sobre libros, autores y mis pensamientos literarios y poéticos y también sobre mis canciones favoritas. También en las páginas de Mi Arte y Recuerdos explico, con fotos, algo más de mí. En la página de Visitas España al blog pongo las banderas de las provincias españolas que me han visitado y una breve historia sobre la capital de cada provincia. De igual forma hago en la página Visitas países al blog, con la bandera del país y una breve historia sobre el mismo. Yo disfruto al máximo al escribir este blog y espero y deseo que los que entren y lo lean hagan lo mismo.

viernes, 19 de abril de 2013

El teatro de Calderón de la Barca


El autor


Pedro Calderón de la Barca, nació y murió en Madrid. Sobre su infancia se sabe más bien poco ya que el dramaturgo era muy reservado en este tema. Algo soberbio, él mismo decía: "Siendo escolar no sentía tanto los azotes del maestro, como que los muchachos le llamasen el Pereantón y haber nacido el día de San Antón". Fue un niño muy reservado y callado y como venía de buen linaje lo demostraba siendo algo repipi y envalentonado.

Pedro Calderón de la Barca
Pedro Calderón de la Barca
(1600 - 1681)
Estudió en el Colegio Imperial de la Compañía de Jesús entre 1608 y 1613. Aprendió gramática, humanidades con los clásicos griegos y latinos, historia de la Iglesia, y algo de matemáticas y astronomía. En 1614 estudió en Alcalá de Henares letras clásicas y arte retórica. En 1616 y 1617 obtuvo el grado de Bachiller en Cánones en la Universidad de Salamanca. En 1620 y 1622 se presentó a unos certámenes literarios, Justas Poéticas, organizados por el Concejo de la villa de Madrid donde Lope de Vega era juez. En las de 1622 consiguió un tercer premio valorado en treinta ducados. Con su romance Penitencia de San Ignacio, participó en el certamen para celebrar la santificación de Ignacio de Loyola y Francisco Javier, obteniendo el primer premio que consistía en un pomo dorado labrado por valor de quince escudos.

Entre 1623 y 1625 Calderón  estuvo, quizás, por Italia y Flandes como soldado de los tercios españoles ya que en algunas de sus obras como La dama duende, Con quien vengo o No hay cosa como callarlo lo da a entender. Sobre 1646 Calderón de la Barca tiene un hijo de una amante. De ella no se sabe nada en absoluto ya que el propio autor no dedicó ni un verso haciendo referencia de ella. Pedro José Calderón, su hijo, murió antes de cumplir los diez años y pasó por sobrino del dramaturgo mientras éste fue seglar; al ordenarse sacerdote en 1650 lo proclama, con más desafío y desvergüenza que con pundonor, hijo suyo. A partir de aquí inicia una vida, muy austera y en silencio, inmersa en la literatura. Este es el verdadero Calderón; el dramaturgo, el sufridor y solitario hombre que se busca a sí mismo.

Felipe IV
Felipe IV el Grande 
(1605 - 1665)
En 1653 fue nombrado capellán de los Reyes Nuevos en Toledo aunque no asiste al nombramiento ya que tenía que cumplir con la entrega  de una obra de teatro con Felipe IV: la increíble Fortunas de Andrómeda y Perseo. Durante su estancia en Toledo escribe sus Autos sacramentales, llenos de una belleza y plasticidad extraordinarios. En 1663, de regreso ya en Madrid, es nombrado capellán mayor de la Congregación de Presbíteros Naturales de Madrid. Él seguía escribiendo autos y zarzuelas (llamadas así porque se representaban en el sitio de la Zarzuela, cerca de El Pardo). La vida de Calderón transcurre feliz y sosegada desde entonces. Escribe, asiste a los ensayos de sus obras, visita a los pobres... Los años pasan plácidamente.

A los ochenta años de edad escribió Calderón de la Barca su último libro: una comedia encargo del rey Carlos II, útlimo rey de los Austria, para un festejo de la fiesta de carnaval de 1680. Estaba inspirada en los libros de caballerías y se tituló Hado y divisa de Leonardo y Marfisa. Se estrenó en el teatro del Buen Retiro.

Testamento de Pedro Calderón de la Barca


El 20 de mayo de 1681, viendo ya cercana la muerte, Calderón de la Barca redacta su testamento, en el cual se expresa así:

"Hallándome sin más cercano peligro de vida que la misma vida, y en mi entero y cabal juicio. Primeramente pido y suplico a la persona o personas piadosas que me asistan, que luego que mi alma, separada de mi cuerpo, la seampare dejándole a la tierra, bien  como restituida prenda suya, sea interiormente vestido del hábito de mi seráfico padre San Francisco, ceñido con su cuerda, y con la correa de mi también padre San Agustín, y habiéndome puesto al pecho el escapulario de Nuestra Señora del Carmen, y sobre ambos sayales sacerdotales vestiduras, reclinado en la tierra sobre el manto capitular de Santiago, es mi voluntad que en esta forma sea entregado al señor capellán mayor y capellanes que son o fueren de la Venerable Congregación de Sacerdotes Naturales de Madrid, sita en la parroquia del Señor San Pedro, para que usando conmigo, en observancia de sus piadosos institutos, la caridad que en otro cualquiera pobre sacerdote, me reciban en su caja (y no en otra) para que en ella sea llevado a la parroquia iglesia de San Salvador, de esta Villa; y suplico así al señor capellán mayor y capellanes como a los señores albaceas, que adelante irán nombrados, dispongan mi entierro llevándome descubierto, por si mereciese satisfacer en parte las públicas vanidades de mi mal gastada vida con públicos desengaños; y asimismo les suplico que para mi entierro no conviden más acompañamiento que doce religiosos de San Francisco, y a la Tercera Orden, de hábito descubierto, doce sacerdotes que acompañen a la cruz, doce niños de la Doctrina y doce de los Desamparados. En esta conformidad, llegado que sea mi entierro a la parroquia (cuyo templo estará con los lutos y luces que sin fausto basten a lo decente), vuelvo a suplicar al señor capellán mayor y capellanes, me diga la Congregación la vigilia sin más música que su coro... Será mi sepultura la bóveda de la capilla que con el antiguo nombre de San Josep está al pie de la iglesia, donde hoy se venera colocada la Santa Imagen de la Sentencia de Christo Señor Nuestro; aquí, pues, habrá prevenida otra caja sin más adorno que cubierta de bayeta en que sepultado mi cadáver en compañía de mis abuelos, padres y hermanos, espere la voz de su segundo llamamiento."

Calderón de la Barca murió cinco días después, el 25 de mayo, que era domingo de la Pascua de Pentecostés, a las doce y media de la mañana. Dejó en herencia sus pocos bienes a la Congregación de Presbíteros Naturales de Madrid, y de sus manuscritos a su amigo don Juan Mateo y Lozano, cura de San Miguel. Fue enterrado en el nicho de la capilla de San José. En 1840, después de ciento cincuenta y nueve años su restos fueron trasladados a la capilla del cementerio de la Sacramental de San Nicolás debido al estado ruinoso de la parroquia. En 1849 se trasladaron de nuevo sus restos a la iglesia de San Nicolás. En 1880 es en la iglesia que poseían los Presbíteros en la calle de la Torrecilla del Leal donde son trasladados sus restos. Esta congregación levantó un templo en la calle Ancha de San Bernardo y allí fueron trasladados sus restos de nuevo. Pero durante 1936 fueron incendiadas varias iglesias de Madrid, incluida esta última, devorando para siempre los restos de Don Pedro Calderón de la Barca.


Su obra


Mientras en las obras de Lope de Vega los protagonistas son dos, o tres o más en las de Calderón son solo uno. El sentido de la vida del teatro de Calderón es menos universal que el de Lope y es más preciso y menos inventivo. Su poesía es decorativa y se ajusta perfectamente a la acción de la obra.

El teatro del gran dramaturgo pasó por dos momentos o estilos diferentes. En el primero todavía tiene parte de la técnica de Lope aunque ya denota y predomina la ideología propia sobre la pasión. En el segundo, independiente totalmente de Lope, su estilo se nota en la gran estética en la escena llena de convencionalismos. La religión, el honor y la monarquía son sus obsesiones. El estilo barroco es muy claro en Calderón y no tanto en Lope de Vega lo que hace que su teatro sea, en muchas ocasiones, algo complicado lleno de elementos poéticos sobrecargados. Calderón odiaba lo vulgar, lo popular y su desdén por esto lo manifestaba claramente.

De Calderón se conservan ciento veinte comedias y dramas, ochenta autos sacramentales y una veintena de entremeses, loas, jácaras y obras menores. Antes de morir, el duque de Veragua, le pidió que le hiciese una lista de todas sus obras y Calderón le remitió una lista con ciento diez obras. Según el doctor Valbuena Prat, uno de los más eruditos de Calderón se divide su obra de la siguiente manera con algún título como ejemplo:

Autos Sacramentales:

  1. Filosóficos o teológicos (El gran teatro del mundo, A Dios por razón de Estado)
  2. Bíblicos (La cena de Baltasar)
  3. Evangélicos (La siembra del Señor)
  4. De la Virgen (La Hidalga del Valle)
  5. Históricos y legendarios (El cubo de la Almudena, La devoción de la Misa)
  6. De circunstancias (La segunda esposa y triunfar muriendo)
  7. Mitológicos (El divino Orfeo, El laberinto del mundo, Los encantos de la culpa)

Teatro profano:
  1. Obras religiosas (La venganza de Tamar, Los dos amantes del cielo, El mágico prodigioso, La devoción de la cruz, El purgatorio de San Patricio, El príncipe constante, Los cabellos de Absalón, La sibila del Oriente, Judas Macabeo, Las cadenas  del demonio)
  2. Filosóficas (La vida es sueño)
  3. Dramas trágicos (La niña de Gómez Arias, El alcalde de Zalamea, A secreto agravio, secreta venganza, Amar después de la muerte, El pintor de su deshonra, El mayor monstruo; los celos, El médico de su honra, El mayor monstruo del mundo)
  4. Comedias de capa y espada (La dama duende, Casa con dos puertas..., Mañanas de abril y mayo, El escondido y la tapada, El alcaide de sí mismo, Hombre pobre todo es trazas, Dicha y desdicha del hombre, Las manos blancas no ofenden)
  5. Comedias históricas (El cisma de Inglaterra, La hija del aire, El sitio de Breda)
  6. Comedias caballerescas (El caballero del Febo)
  7. Comedias mitológica (Eco y Narciso, Ni amor se libra de  amor)

Zarzuelas:

(El laurel de Apolo, La púrpura de la rosa...)


Entremeses:

(El pésame de la viuda, La casa de los linajes, El dragoncillo, El sacristán mujer...)


La vida es sueño (1635)


La vida es sueño está considerada como la perla del estilo filosófico en el teatro español. Romera Navarro la comparaba al Hamlet de Shakespeare o el Fausto de Goethe. En la obra, Segismundo, hijo del rey Basilio de Polonia, es encerrado por éste en una cueva, donde crece como una fiera alimaña, ya que al nacer un horóscopo anuncia que habrá grandes daños si llega a reinar. Queriendo probar la certeza del horóscopo el rey narcotiza a su hijo y lo manda llevar a palacio. Al despertar, Segismundo, da muestras de su estado salvaje y el padre lo vuelve a encerrar pero gracias a Rosaura, una dama, y a una sedición popular, es liberado. Segismundo vence a su padre y se hace coronar, reinando con prudencia, magnanimidad y dotes de gobierno.

La vida es sueño es una obra de teatro excepcional concebida con los más profundos sentimientos poéticos y filosóficos de Calderón de la Barca.

El alcalde de Zalamea (1636)


Esta obra está inspirada por completo en la obra de Lope de Vega del mismo título pero Calderón la mejoró notablemente haciendo que se olvidara la obra del Fénix (Lope de Vega). El argumento de El alcalde de Zalamea es el siguiente: Un tercio de soldados que va a la conquista de Portugal hace escala en la Villa de Zalamea. El tercio lo manda don Lope de Figueroa. El capitán Álvaro de Ataide permanece en la villa y rapta a la bella Isabel, hija de Pedro Crespo, un rico labrador, que es donde se hospeda el capitán. Éste decide vengarse y es elegido alcade de Zalamea pero le pide a don Álvaro que para salvar el honor familiar se case con su hija. Se niega y el alcalde le manda apresar, le juzga y le condena a muerte. Cuando regresa don Lope de Figueroa y se entera de la muerte de su capitán pretende destituir a Crespo y hacerle  pagar que se haya tomado la justicia por su mano. Pero llega a Zalamea Felipe II y se entera de todo lo ocurrido y nombra a Pedro Crespo alcalde perpetuo del pueblo.

El alcalde de Zalamea es una de las más perfectas obras del teatro clásico español y la prueba está en que es la obra más representada, hasta el momento, en nuestros teatros sin necesidad de adaptarla según las necesidades de hoy.

A continuación el comienzo de las escenas primeras de La vida es sueño y El alcalde Zalamea como ejemplo de la poesía en las obras dramáticas y comedias del teatro de Calderón. También se añade la famosa escena XIX de la segunda jornada de La vida es sueño.




La vida es sueño


La vida es sueño de Calderón de la Barca
La vida es sueño de Don Pedro Calderón de la Barca.



PERSONAS


BASILIO, rey de Polonia.
SEGISMUNDO, príncipe.
ASTOLFO, duque de Moscovia.
CLOTALDO, viejo.
CLARÍN, gracioso.
ESTRELLA, infanta.
ROSAURA, dama.
Sodados, Guardas, Músicos, Acompañamiento, Criados y Damas.



JORNADA PRIMERA

A un lado, monte fragoso, y al otro, una torre, cuya planta baja sirve de prisión s Segismundo. La puerta, que da frente al espectador, está entreabierta. La acción principia al anochecer


ESCENA PRIMERA

ROSAURA Y CLARÍN

(Rosaura, vestida de hombre, aparece en lo alto de las peñas y baja a lo llano; tras ella viene Clarín)


ROSAURA                             Hipogrifo violento
                                              que corriste parejas con el viento,
                                              ¿dónde rayo sin llama,
                                              pájaro sin matiz, pez sin escama
                                              y bruto sin instinto
                                              natural, al confuso laberinto
                                              destas desnudas peñas
                                              te desbocas, arrastras y despeñas?
                                              Quédate en este monte,
                                              donde tengan los brutos su Faetone;
                                              que yo, sin más camino
                                              que el que me dan las leyes del destino
                                              ciega y desesperada
                                              bajaré la aspereza enmarañada
                                              deste monte eminente,
                                              que arruga al sol el ceño de su frente.
                                              Mal, Polonia, recibes
                                              a un extranjero, pues con sangre escribes
                                              su entrada en tus arenas,
                                              y apenas llega, cuando llega a penas.
                                              Bien mi suerte lo dice;
                                              ¿más dónde halló piedad un infelice?

CLARÍN                                 Di dos, y no me dejes
                                              en la posada a mí cuando te quejes;
                                              que si dos hemos sido
                                              los que de nuestra patria hemos salido
                                              a probar aventuras,
                                              dos los que entre desdichas  y locuras
                                              aquí habemos llegado,
                                              y dos los que del monte hemos rodado,
                                              ¿no es razón que yo sienta
                                              meterme en el pesar,y no en la cuenta?



ESCENA XIX
(Escena final de la segunda jornada)

Segismundo


                                               Es verdad; pues reprimamos
                                               esta fiera condición,
                                               esta furia, esta ambición,
                                               por si alguna vez soñamos;
                                               y sí haremos, pues estamos
                                               en mundo tan singular,
                                               que el vivir sólo es soñar,
                                               y la experiencia me enseña
                                               que el hombre que vive sueña
                                               lo que es, hasta dispertar.
                                               Sueña el rey que es rey, y vive
                                               con este engaño mandando,
                                               disponiendo y gobernando;
                                               y este aplauso, que recibe
                                               prestado, en el viento escribe,
                                               y en cenizas le convierte
                                               la muerte (Ap. ¡desdicha fuerte!);
                                               ¿que hay quien intente reinar,
                                               viendo que ha de dispertar
                                               en el sueño de la muerte?
                                               Sueña el rico en su riqueza,
                                               que más cuidados le ofrece;
                                               sueña el pobre que padece
                                               su miseria y su pobreza;
                                               sueña el que a medrar empieza,
                                               sueña el que afana y pretende;
                                               sueña el que agravia y ofende,
                                               y en el  mundo, en conclusión,
                                               todos sueñas lo que son,
                                               aunque ninguno lo entiende.
                                               Yo sueño que estoy aquí
                                               destas prisiones cargado,
                                               y soñé que en otro estado
                                               más lisonjero me vi.
                                               ¿Qué es la vida? Un frenesí;
                                               ¿Qué es la vida? Una ilusión,
                                               una sombra, una ficción,
                                               y el mayor bien es pequeño;
                                               que toda la vida es sueño,
                                               y los sueños sueño son.




El alcalde de Zalamea


El alcalde de Zalamea
El alcalde de Zalamea de Calderón de la Barca



PERSONAS

EL REY FELIPE II.
DON LOPE DE FIGUEROA.
DON ÁLVARO DE ATAIDE, capitán.
UN SARGENTO.
LA CHISPA.
REBOLLEDO, soldado.
PEDRO CRESPO, labrador viejo.
JUAN, hijo de Pedro Crespo.
ISABEL, hija de Pedro Crespo.
INÉS, prima de Isabel.
DON MENDO, hidalgo.
NUÑO, su criado.
UN ESCRIBANO
Soldados. Un Tambor, Labradores. Acompañamiento. La escena es en Zalamea y sus inmediaciones.



JORNADA PRIMERA

Campo cercano a Zalamea



ESCENA PRIMERA

REBOLLEDO, CHISPA y soldados



REBOLLEDO                         ¡Cuerpo de Cristo con quie
                                               desta suerte hace marchar
                                               de un lugar a otro lugar
                                               sin dar un refresco!

TODOS                                                              Amén

REBOLLEDO                         ¿Somos gitanos aquí,
                                                para andar desta manera?
                                                Una arrollada bandera
                                                ¿nos ha de llevar tras sí,
                                                con una caja...

SOLDADO 1º                                        ¿Ya empiezas?

REBOLLEDO                          ... que este rato que calló,
                                                 nos hizo merce de no
                                                 rompernos estas cabezas?

SOLDADO 2º                           No muestres deso pesar,
                                                 si ha de olvidarse, imagino,
                                                 el cansancio del camino
                                                 a la entrada del hogar.




BIBLIOGRAFÍA:

-Introducción de Teatro Escogido de Calderón de la Barca (S.A.P.E - Club Internacional del Libro. Edición 1989)


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Biografía Lope de Vega
Biografía de Miguel de Cervantes



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